Hay personas cuyo liderazgo se fundamenta en un doble fenómeno, es decir, por un lado son impuestos por una estructura y por otro tienen la responsabilidad de legitimarlo y ganárselo a los ojos de sus seguidores.
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Uno de los más grandes retos sociales del momento en que vivimos consiste precisamente en que todo aquel que no se haya percatado de que es un líder se dé cuenta de ello, y que quien ocupe posiciones de influencia, se convierta en un líder verdadero. Es el verdadero liderazgo de Carácter.
El solo hecho de no contestar una pregunta influye en quien la ha planteado, pues al no recibir respuesta, se puede pensar en multitud de razones por las que no se obtuvo contestación, lo que sin duda es un modo de influir. Con esto podemos ver que, incluso aquello que podríamos pensar que no influye en las personas (como podría ser el silencio), sí lo hace, y de muy diversas formas.
La respuesta de los líderes no siempre es la óptima, ya que el narcisismo y la omnipotencia de los supuestos líderes pueden llegar a ser terriblemente destructivos. Tal situación es consecuencia de una falta grave de sensibilidad y de una gran carencia de humildad y visión. En estos casos no estará presente la voluntad de respuesta recíproca a tal influencia. Por el contrario, el egoísmo genera únicamente ira, resentimientos y heridas, al tiempo que hace surgir el impulso y deseo de destruir al antilíder para cobrarle cualquier cuenta que tuviera pendiente.
Sin humildad es muy difícil llevar a cabo un liderazgo verdadero y eficaz. La tarea se complica para muchos empresarios al escuchar que para ser un líder es necesario “ponerse entre paréntesis”, ya que a decir del experto lo que vale dentro de una compañía son los hombres a los que él va a dirigir y no las personas que están para ayudarlos a ser líder. “El líder no está para subir, sino para estar adentro (del equipo)”.
Los líderes inspiradores trabajan para mejorar sus capacidades y vencer sus limitaciones, o al menos minimizarlas.
No es fácil recorrer el camino de la humildad frente al liderazgo. Se trata de un liderazgo más profundo, mucho más arraigado y mejor estructurado; un liderazgo que realmente provoca mejores resultados en innovación, en procesos de cambio, en salidas de la crisis; un liderazgo humano porque respeta a las personas, les da su lugar y, con cariño y exigencia, binomio del éxito, las hace mejores.
Los que han seguido mis escritos saben que una de mis cruzadas respecto al tema de comunicación es afirmar que “El no comunicar no existe” Tomando como referencia ésta idea y reflexionando sobre liderazgo sostengo ahora que “El no influir no existe”. La cuestión es que con cada acto u omisión de nuestra parte, se influye en otros. La motivación o desmotivación influye siempre. Motivar es dar motivos.
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