Superar los conflictos constituye uno de los grandes desafíos de los líderes que se enfrentan a cambios organizacionales. El dilema puede ser la resistencia al cambio o un enfrentamiento de opiniones sobre cómo este debería realizarse. Incluso el nivel de resistencia de una persona, más que su formación o su experiencia es lo que determinará su éxito o fracaso.
La mayoría de empresas son alérgicas al conflicto al considerarlo una fuente principal de peligro y descontrol. Pero al mismo tiempo, el conflicto es una parte necesaria del proceso de cambio que dirigida adecuadamente puede servir de motor de progreso. Podemos distinguir dos tipos de conflicto, el conflicto cognoscitivo, que generalmente está orientado a la tarea y se enfoca en diferencias de juicio sobre cómo lograr objetivos comunes y el conflicto afectivo que tiende es emocional y está enfocado en las incompatibilidades personales o disputas de opinión.
Es, por tanto, un imperativo para cualquier líder que intente conseguir un cambio significativo que controle las apasionadas diferencias de las personas con el fin de disminuir su potencial destructivo y aprovechar constructivamente su energía. Para ello se debe crear un espacio o momento seguro en el que los conflictos puedan analizarse libremente; lo segundo es controlar las emociones para asegurar que el conflicto no hierva demasiado y evitar que el directivo se queme en el proceso. Un reto entonces del líder es el de mantener la tensión de sus colaboradores a un nivel que sea productivo, que motive. El éxito de un esfuerzo de cambio requiere que el líder controle la tolerancia de la empresa a la presión. Esa presión se necesita para que las personas se levanten, presten atención y se enfrenten a verdaderas amenazas y desafíos que le afectan, recordemos que cierto grado de peligro es lo que incentiva al cambio. Esta labor se hace constructivamente concentrando a las personas en los temas difíciles, llevándolos a tomar la responsabilidad de la solución y ventilando las diferencias o conflictos que se presenten.
Aquí compartimos la opinión de varios expertos respecto a los errores que los líderes comenten al momento de manejar esa presión:
http://www.youtube.com/watch?v=iiorMUkqqDY&feature=fvwrel
Pero también será necesario en ciertos momentos bajar esa tensión. Para maximizar la efectividad del proceso de toma de decisiones y manejar el conflicto, las personas deben tratar de romper la correlación entre conflicto afectivo y cognoscitivo:
Para liderar entonces el conflicto, el directivo tiene que utilizar varios sombreros…hay ocasiones cuando quiere ser un miembro del equipo, argumentar, probar ideas, hacer que la gente lo empuje, meterse y ensuciarse las manos en el trabajo del equipo. En esos casos se ve como “uno del equipo” y habla de sí mismo con sombrero de vaquero. En otras ocasiones, está en el papel del líder, tomando la decisión. En esas ocasiones, no está buscando probar, empujar el punto, o argumentar. Es entonces el momento de usar el bombín.
El éxito es el resultado de las grandes ideas. Pero las grandes ideas desaparecen cuando las personas se centran en los conflictos y no en el liderazgo.
¡Espero sus comentarios!
Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)
Profesora de Dirección de Personas
Nota: Para aprender de una forma práctica y rápida sobre éstos conceptos, le invitamos a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas.
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Fuentes:
Notas del Autor
Diego Arenas
comento el día 11 de octubre a las 8:20 pm (#)
Uno de los vídeos mas interesantes que he visto en la Maestria, cuanta experiencia reflejada en cosas tan concretas, el que NO hacer como Lider, muchas gracias!!
Silvia Ahumada
comento el día 11 de octubre a las 11:03 pm (#)
Diego:
El tema del Ego en el liderazgo considero que es uno de los mayores errores, porque desequilibra la confianza y la integridad de cualquier relación.
Gracias por tu comentario
Saludos